Cierra tus ojos y tápate los oídos. Imagina el mundo, tu mundo, sin
esos dos sentidos. Imagina un atardecer, una canción o un beso. Los
sordociegos pueden hacerlo, pueden soñar un atardecer, sentir una
canción o un beso con una intensidad difícil de concebir para
nosotros. Tienen esa capacidad y, además, cuentan chistes, tocan el
bajo y se comunican con Ganímedes. El Abrazo de los Peces es un viaje
iniciático a las profundidades abismales de la sordoceguera.
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